jueves, abril 28, 2016

Nervio, de Félix Almazán Molina


MALAS RACHAS

Escribe poemas para pagar los tragos,
recorre las calles hasta dar contigo,
sabe que en las noches duermes sola,
callas, te emborrachas,
y todo ello sobre el precipicio.

Ya solo acordes fúnebres te acompañan,
le comentan que gritas por las esquinas,
que te iluminan las farolas cuando vagas ciega,
que solo el vino te da compañía.

Le hablan de la eterna promesa inconclusa
convertida en la adicta venus de la melancolía;
maldita suerte rastrera,
de tragaperras en tragaperras vas por las cantinas.

Ahora los versos solo le salen tristes,
pero no sabe rendirse a la primera,
jura que las malas rachas también pasan
y sigue soñando con ver tu sonrisa,
que no tu mueca,
aliviando el luto de este torpe poema.

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LA MÁS TRISTE DE LAS HISTORIAS

La más triste de las historias es la de un pueblo que desata los caballos para tirar, él mismo, de la carroza de sus tiranos.

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CAZ

El rincón donde yo habito
está plagado de grietas,
me desbordo al despertar, por ellas,
todas y cada una de las mañanas.

El vino, a la tarde,
no cura pero anestesia,
por la noche te busco
para que tapes, siquiera,
o al menos disimules,
alguna de mis fugas,
pero no llegas.

Presiento que terminaré muriendo de ausencias,
frente a este tejado de siglos,
de un síndrome aún sin nombre,
de una deshidratación anómala,
de un universo sin vínculos.


[Lastura]