viernes, abril 17, 2015

Poe. Una vida truncada, de Peter Ackroyd


Nos lo recuerda Peter Ackroyd en los párrafos finales de esta breve biografía: Edgar Allan Poe fue alabado por Verlaine, Rimbaud, Mallarmé, Baudelaire, Valéry, Thomas Hardy, Jules Verne, H. G. Wells, Arthur Conan Doyle, Nietzsche, Kafka, Dostoievski, Joseph Conrad, James Joyce… Fue pionero en varios géneros, como la ciencia ficción, el relato detectivesco o el cuento de terror. Y, tan insólita como fue su obra, también lo fue su vida.

De Peter Ackroyd ya recomendé aquí dos librazos (Londres, una biografía y Londres bajo tierra). Por lo general es un autor que escribe tochos que pesan igual que un capazo de cemento. Una de las excepciones es esta biografía, que no llega a las 200 páginas. Al principio me sorprendió porque Ackroyd realiza investigaciones exhaustivas, pero lo comprendí al leerla: hay bastante misterio en torno a Poe, hay numerosas zonas envueltas en niebla que jamás se resolverán (por ejemplo, los días previos a su muerte, en los que ha perdido el equipaje, lleva otra ropa y lo encuentran beodo en las tabernas... y no hay muchas respuestas que aclaren los enigmas).

La suya no fue una existencia fácil. Ya lo anuncia el título: "Una vida truncada". Poe vive una época en la que no hay leyes sobre los derechos de autor, en la que los hombres y las mujeres enferman de tuberculosis y mueren jóvenes, en la que bastantes muchachos crecían en hospicios o metidos en un entorno de pobreza y miseria. Todo lo que le ocurre a Poe (su padre abandona el hogar, su madre enferma y fallece, otra familia lo adopta, se lleva mal con su padrastro, algunas de las mujeres a las que admira o de las que se enamora también mueren…) irá calando poco a poco en su obra, en una obra siniestra, repleta de angustias, cadáveres, misterios y damas que se marchitan.

Aunque breve, me ha parecido una biografía fascinante, donde vuelve a desplegarse el dominio narrativo de Peter Ackroyd, que comienza el libro contándonos la muerte de Poe, como en las películas. Unos fragmentos: 

Pero una y otra vez afloraba en el joven poeta esta nota de angustia y autoconmiseración. "Mi vida futura (que gracias a Dios no durará mucho) deberá transcurrir en medio de la indigencia y la enfermedad. No me quedan energías ni salud", añadía. Éste es el primer indicio de que la fuerza y la salud tan patentes en sus años de adolescente lo habían abandonado ya para siempre, lo que guarda relación con una observación de su compañero de habitación, Gibson, en el sentido de que "no creo que se emborrachara nunca mientras estuvo en la Academia, pero ya había adquirido la peligrosa costumbre de beber sin cesar".

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No existía ninguna legislación sobre los derechos de autor. Pagar a un escritor nativo por algo de otro país que podía ser apropiado sin pagar ningún impuesto parecía a muchos editores un lujo innecesario. Y Poe sufrió las consecuencias. Sin duda, fue uno de los primeros escritores verdaderamente profesionales en la historia de la literatura americana; sin embargo, nadie acudía a comprar a su "mercado". Se ha estimado que la facturación total de todos sus libros, en un período de veinte años, ascendía aproximadamente a trescientos dólares.

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A veces se asegura que Poe fue un autor aislado y desdeñado a lo largo de su carrera de escritor, aseveración que dista mucho de ser cierta. Antes al contrario, fue alabado y celebrado desde distintos sectores de la cultura. Durante su vida, fue reconocido como uno de los escritores americanos más importantes, si bien es cierto que dicho reconocimiento no lo salvó de una vida de pobreza y privaciones.
No recibió ninguna paga por los recién publicados Cuentos, y tuvo que contentarse con unos pocos ejemplares de disposición personal. Los dos volúmenes tampoco se vendieron bien, y, dos años después, los editores le comunicaron que aún no se había "superado" la tirada de setecientos cincuenta ejemplares.


[Edhasa. Traducción de Bernardo Moreno Carrillo]