-Hay tres cosas que saben a derrota –me dijo mi amigo en el interior del campo improvisado en el estadio de Slavonski Brod, donde fueron encerrados más de tres mil croatas y musulmanes que, empujados por una fuerza invisible, habían buscado refugio en el estado vecino, Croacia–: son el hambre, la sed y la vergüenza. Nos darán comida y agua –continuó Greba, mientras nos uníamos a una larga fila de personas rotas y agotadas ante el camión de Cruz Roja que distribuía raciones del ejército americano–, pero me temo que la vergüenza nos sobrevivirá.
Cuando escuché aquellas palabras, me aparté de la cola y permanecí largo tiempo bajo el abrasador sol de julio.
Algo amargo y salado me corría por el rostro. Me consuelo diciéndome que no era más que el sudor. Al menos, eso me atrevo a esperar.
Campamento de Slavonksi Brod, Croacia, julio de 1992
Velibor Čolić, Los bosnios