Esta selección, tan personal y discutible como cualquier otra, de
trescientos directores malditos –podían ser menos, pero, sobre todo, muchos más–,
está llena de cineastas que han destacado en otras actividades, actores,
directores de fotografía, guionistas, diseñadores, decoradores, compositores,
productores, fotógrafos, montadores, etc., pero como realizadores de cine han
sobresalido mucho menos. También aparecen olvidados directores de cine mudo,
directores que empiezan bien y acaban mal, directores artesanos con una única
obra maestra entre su larga e irregular filmografía, directores que mueren
cuando sus películas comienzan a ser buenas, directores con mala suerte,
directores norteamericanos represaliados por el senador Joseph MacCarthy al
frente del Comité de Actividades Antinorteamericanas para acabar con los
comunistas en Hollywood, directores de países comunistas del este europeo
perseguidos por la larga mano del camarada Iosif Stalin, directores prometedores
de corta carrera y un largo etcétera de poco conocidos, menospreciados o
ignorados directores africanos y asiáticos. Sin olvidar políticos, dramaturgos,
directores de teatro, bailarines, pintores, ensayistas y novelistas, etc.,
metidos en un mundo que no es el suyo, pero les fascina.
[Ediciones Cátedra]