Entre todas esas
personas silenciosas, solo una estaba acomodada en un soberbio sillón. La mujer
rubia que le acompañaba, llamada Pamela, puso suavemente una delgadísima mano
sobre su ancho brazo.
El que hablaba era
un hombre grande, corpulento y velludo.
Ropa vieja, gastada
y pasada de moda.
Una espesa barba.
Una melena salvaje.
Y sus ojos cubiertos
por unas gafas de sol que ya nunca se quitaba.
**
Julia está loca, sí.
Pero ese día batió todas las marcas.
Y si no, escuchad:
-Es un plan muy
fácil. El mismísimo Jim Morrison está de vacaciones en España. Ha venido de
incógnito, pero una amiga de mi madre que vive en Madrid le reconoció.
-Eso no es ningún
plan. El único plan es… que te vas a matar. ¡Entra en la habitación!
-¡Cállate y escucha!
Mi amiga se llevó a Jim a conocer Madrid, y él le dijo que fuera a visitarle
cuando quisiera. ¡Y ella me ha invitado a conocerle!
-Pues tu amiga
también está como una regadera. Entra ya, Julia.
-Así que he pensado
que debemos ir a verle, y tengo un plan: tus padres estarán fuera unos días. Y el
viaje a Madrid son solo ocho horas en tren. Podemos irnos de noche, pasar allí
el día y estar por la mañana de vuelta. ¡Nunca se darán cuenta!