Supongamos que somos capaces de comunicarnos con la mente.
Supongamos que ya no es necesario pronunciar una sola palabra, que todos
estemos conectados con todos. Es posible que lo logremos a fuerza de
entrenamiento o porque aprendemos a encender esa luz. No nos importa cómo sino
saber que lo hemos conseguido.
¿Qué ocurriría?
Ocurriría que todo sería diferente, que entenderíamos el
mensaje que leemos en nuestras cabezas en muchos viajes. Ocurrirían cosas que
jamás podríamos imaginar. Para empezar todos nos conoceríamos mejor y sería
inútil ocultar nada, por lo que la mentira no tendría lugar en ese nuevo mundo.
Ahora hay mucha gente que vive de las mentiras, de forjarse una apariencia y se
muestra disfrazada. Pues eso no tendría lugar en ese mundo de perceptores
mentales.