miércoles, febrero 01, 2012

Los desafortunados, de B. S. Johnson



Extraño libro. Una rareza. Un libro de culto en Inglaterra y Estados Unidos. Prácticamente desconocido en España. Ignorado. Lo celebraron autores como Samuel Beckett, Roman Polanski, Anthony Burgess y Jonathan Coe (suya es la introducción que abre el libro). Lo publicó hace años Numa Editorial y yo lo encontré en La Malatesta (Lavapiés, cerca de mi casa). Los desafortunados se presenta en una caja azul oscuro. Dentro, 27 cuadernillos, algunos de varias páginas, otros de una única página escrita por ambas caras. Ése es el libro. Con esta rareza, B. S. Johnson quiso demostrarnos cómo opera la memoria. Escribió sobre los recuerdos de su amistad con un hombre que murió de cáncer, y lo hizo desde el día en que tuvo que acudir de corresponsal a un partido de fútbol. Dado que la memoria es caprichosa y va y viene, el libro puede leerse así, saltando de aquí para allá, eligiendo una u otra parte, algo que ya hiciera Julio Cortázar en Rayuela. El autor sólo numera el primer capítulo y el último. Su consejo, en cuanto a los otros cuadernillos, es leerlos de manera desordenada. Los desafortunados contiene partes muy brillantes sobre el pasado y la enfermedad. Es una pena que Johnson sea un desconocido en este país porque este libro, en el que Johnson quiso reflejar la experiencia y la no ficción, no está nada mal. Ahí va un fragmento muy breve:

Ni cómo murió, ni de qué murió, ni mucho menos por qué murió, tiene interés alguno, para mí, sólo el hecho de que murió, que está muerto, es importante: la pérdida para mí, para nosotros.

[Traducción de Marcelo Cohen]