martes, febrero 07, 2012

La involución cítrica, de Adriana Bañares Camacho



Neverland

Me siento tan absurda. Tan insignificante, tan asquerosamente vulnerable. Y en lugar de intentar protegerme, me desnudo aún más, y de una forma bastante literal. Me estoy lanzando a todo lo que quise hacer antes de los veinte, aunque hayan pasado ya, para al menos no llegar viva a los veintiuno y sentirme aún más desperdiciada. A mí, y a mi vida. No sé qué perderé por el camino. En realidad he perdido ya muchas cosas y no me importa demasiado. Me gusta llorar diciendo te echo de menos, pero es mejor dejar de vernos. Porque me estás quitando los mejores años de mi vida, mis ambiciones… las ilusiones. Quiero tener el derecho a ser mediocre, derecho a equivocarme, derecho a aspirar a ser algo, a conseguirlo, o no, a querer conservarme así, como en este preciso instante. A no deteriorarme.