martes, enero 31, 2012

Cartas de la cárcel, de Louis-Ferdinand Céline


Tremendo, rabioso, visceral… Así se muestra Céline en ese volumen, que recoge las cartas que envió desde prisión a su mujer y a su abogado. En la primera mitad de cada misiva Céline se dirigía a su abogado; en la segunda mitad colaba las palabras destinadas a Lucette. Pero también se muestra como un hombre arruinado físicamente, un tipo vulnerable, jodido, resistiendo como puede a la reclusión, las dolencias, las enfermedades y, sobre todo, la incertidumbre. Unos extractos:

Sin embargo, insisto, naturalmente, siempre que sea necesario, en que en ningún momento, ni antes ni durante la guerra, fui otra cosa que un escritor en estado puro, por decirlo así, nunca periodista, nunca propagandista, nunca político, nunca militar. Francés, médico y escritor: eso es lo que fui y nada más. Ningún compromiso.
[…]
…me tildaban de anarquista desastroso y temible. Ésa era también la opinión en Berlín, ya que todos mis libros fueron prohibidos allí (incluidos los antisemitas) desde el advenimiento de Hitler.

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¡Basta una sola palabra de mi estilo para hacer que me cuelguen! Soy un autor paradójico, burlesco, efervescente. En mí hay que transponerlo todo. ¡Yo no escribo para el Código Civil! Soy simplemente un poeta. En aquella época estaba provocando la polémica. No impedía a nadie responderme con la misma tinta y la misma violencia, ¡y no dejaron de hacerlo! Yo no obligaba a nadie a tomarme en serio ni a creerme.

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Hay que luchar contra la desgracia con la misma rabia que ella hasta cansarla.


[Traducción de Carlos Manzano]