Me da risa
vuestra solemnidad,
vuestra oratoria
antigua y rebuscada.
¡Pobres diablos
que habláis lenguajes
que hace siglos
otros hombres escribieron!
Empollones taciturnos
de unos libros polvorientos
con olor a estercolero.
Arregladores de pleitos,
mezcladores de delitos,
condenando sentimientos.
Me da risa vuestro Luto,
ese Luto al que os obliga
el saber que, como humanos,
no sois ciertos
sentenciando muchas veces
delitos que no fueron.
Me da risa saber
que sois mortales,
obligada vuestra lengua
a sentenciar con leyes
que hace siglos se pudrieron.
Me da risa pensar
en vuestra esquela
llena de títulos y cargos
que a la hora de la muerte
no os sirvieron.
¡Me da la risa!
Miguel Gila, Miguel Gila. Vida y obra de un genio [de Juan Carlos Ortega y Marc Lobato]