Partiendo de una frase de William Faulkner (Kill all your darlings) se reúnen aquí los artículos del belga y residente en Estados Unidos Luc Sante, con prólogo del prestigioso Greil Marcus. Sante lo abarca todo (la ciudad, la literatura, la fotografía, la música, la poesía…) y demuestra su habilidad para examinar esos temas con un gran talento, y, así, hablarnos de Victor Hugo, Nueva York, Arthur Rimbaud, Bob Dylan, el blues, Terry Southern, Rudolph Giuliani, el tabaco, Robert Mapplethorpe, Walker Evans, Magritte, Hergé y Tintín… En todos estos textos Sante demuestra un amplio dominio de la prosa y del análisis. A mí me encantan las recopilaciones de artículos y ensayos; el único problema que les encuentro, a veces, es cuando el autor explora un tema que no conozco o no me interesa, y ahí el interés decae. Los textos que Sante dedica a Dylan, Rimbaud, N.Y. o Aullido, por ejemplo, los devoro en seguida. Cuando el asunto a tratar no me interesa, la lectura es más ardua. Pero, insisto: eso sucede siempre con las recopilaciones de ensayos. Luc Sante es un gran escritor. Veamos su entusiasmo por el mítico libro de Allen Ginsberg, que resulta contagioso:
Al leer Aullido en voz alta, o al recitarlo, sentías cómo el poema te daba poderes sobrenaturales, la capacidad de atravesar paredes con el puño y de caminar por ciudades de tejado en tejado. Tenía esos versos largos, inagotables, que te vaciaban los pulmones para volver a llenártelos y, para un adolescente, contenía todas y cada una de las palabras más poderosas de la lengua: “locura”, “dinamo”, “sobrenatural”, “iluminado”, “radiante”, “alucinante”, “obsceno”, “terror”, y eso es solo una muestra de los primeros ocho versos.
[Traducción de Zulema Couso]