Es una de las sensaciones de la temporada y no me extraña. Tiene un ritmo acojonante, da protagonismo a los parias de Londres, sitúa el ataque alienígena en un entorno distinto (no estamos en el centro de Los Ángeles, sino en un barrio con bloques de pisos de la clase baja) y apuesta más por el humor que por el gore. Sus precedentes son claros, o eso me pareció mientras la veía anoche en el cine: Amanecer rojo, Una pandilla alucinante y Operación: Soldados de Juguete contaban una historia similar, es decir, la del grupo de niños o jóvenes que deciden luchar juntos frente a la agresión que llega del exterior a perturbar sus rutinas, y esa agresión puede provenir de los militares rusos, de los monstruos o de un grupo de terroristas. Que nadie espere cine de autor de filmoteca. Se trata de una película sin pretensiones, de serie B, rodada con pocos medios y con mucho entusiasmo. Para pasarlo en grande.
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