Así, con la contundencia expresiva que ya demostrara en Chump Change, empieza Dan Fante su novela Mooch:
No había escrito una palabra en meses; ni un cuento, nada. Y odiaba mi trabajo. Pero eso no importaba, con aquel calor abrasador ya nada importaba. Me llevó una hora despegarme de la cama, ponerme una camisa y prepararme para ir al trabajo. Había estado evitándolo desde el jueves.
Y luego continúa:
Una vez en la calle sofocante, quité una nueva multa de debajo del limpiaparabrisas de mi viejo Chrysler, la rompí en cuantos pedazos pude y la lancé al aire. Odiaba estar de nuevo en Los Ángeles. Odiaba no haber bebido en meses. Odiaba estar quedándome calvo. Odiaba mi trabajo. Odiaba los cigarrillos con filtros, el rap y los estúpidos dientazos blancos de Tom Cruise. Y odiaba a la puta Dirección General de Tráfico.
Unos meses atrás conocimos a Dan Fante. Estuvo en Madrid y en Barcelona para presentar el libro antes citado. Y lo cojonudo es que Dan es un tipo amable, cordial, que destila buen rollo, todo lo contrario a sus personajes semiautobiográficos. Mooch no le va a la zaga en contundencia a Chump Change. Aunque a él quizá no le guste, sus novelas nos recuerdan a las de su padre, John Fante, y un poco a las de Charles Bukowski, quizá el primer fan declarado de John y Pregúntale al polvo. En Mooch seguimos las andanzas de Bruno Dante, alter ego de Dan, que ya aparecía en Chump Change. Bruno trata de abandonar el alcohol, desempeña trabajos que no le gustan y encuentra a una mujer (porque siempre hay una) que se convierte en su perdición, una mexicana que entronca con la chica de Pregúntale al polvo. El personaje de esta mujer recuerda mucho al de Sharon Stone en Casino: una tipa que se va con el primero que pasa, que vuelve sólo por el dinero, que se emborracha y se mete farlopa al menor descuido… Y Bruno, como Robert De Niro en aquella película, se enamora de ella y eso va construyendo su camino hacia la pérdida de la dignidad. Dan Fante ha vuelto a hacerlo: nos impacta, nos conmueve, pega duro y escribe como si pulsara las teclas con granadas. Más fragmentos:
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-Yo no sé nada sobre escribir currículums, Dave.
-¿Y qué es lo que escribes? ¿Cheques sin fondos? Ja, ja.
-Poesía. Y algún cuento de vez en cuando.
-¿Eres el próximo Stephen King?
-Soy el último Bruno Dante.
-¿Alguna vez has ganado dinero escribiendo?
-Nunca más de cero.
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-Usted ha venido a buscar trabajo, ¿no es cierto?
-Así es, pero nadie me dijo que tenía que comerme una polla para conseguirlo.
[Traducción de Claudio Molinari Dassatti]