domingo, octubre 02, 2011

La bailarina, de Ōgai Mori


El salario que ofrecía el periódico era mísero, pero si encontraba un alojamiento más económico y empezaba a comer en restaurantes más modestos, podría vivir holgadamente y alcanzar mis objetivos. Mientras trataba de decidirme, Elise, demostrando el amor que sentía por mí me lanzó un cabo salvavidas. No sé cómo lo hizo, pero se las arregló para convencer a su madre de que me aceptara como inquilino en una de las habitaciones de su casa. No fue mucho después cuando Elise y yo decidimos compartir lo poco que teníamos y comenzamos a disfrutar de la vida, incluso atrapados como estábamos en nuestros problemas cotidianos.


[Traducción de Yoko Ogihara y Fernando Cordobés]