Izumi Kyoka fue uno de los autores predilectos de Yukio Mishima o Yasunari Kabawata: fundador, al parecer, de la novela gótica japonesa, hasta ahora permanecía inédito en España. Quien quiera conocer más aspectos de su vida y de su obra, lo emplazo a leer la documentada y exhaustiva introducción de Carlos Rubio que precede a este libro que reúne cuatro magníficos relatos (ya considerados clásicos en otros países): “El quirófano”, “El santo del monte Koya”, “Un día de primavera” y “La mujer carmesí”. Historias de amor y fantasmas, de cerezos en flor y cortesanas, de médicos enamorados de prostitutas, de quimonos y ambientes oníricos, de monjes y vendedores ambulantes. Durante la lectura de algunos de ellos uno cree estar soñando; también parece una de esas películas antiguas japonesas (no en vano, algunos directores como Mizoguchi han adaptado sus textos al cine), repletas de flores, delicadeza y silencio. Los ha publicado Satori, editorial especializada en la literatura japonesa. Así comienza “La mujer carmesí”:
Me avergüenza decir que lo primero que llamó su atención fue el color escarlata del nagabujan de crepé japonés de la mujer. Era de un bermellón brillante e irisado, titilante como una llama. No es que se hubiera remangado los bajos del quimono, sino que lo llevaba subido hasta las rodillas y lo sujetaba entre ellas de modo que la tela roja se derramaba suavemente hacia abajo y abrazaba sus tobillos blancos. Su intención era evitar la desagradable humedad del quimono empapado. Los pies inmaculados y desnudos destacaban en el carmesí que los rodeaba. La suela ancha de sus sandalias de madera lacada con tiras color violeta estaba salpicada de barro. Con las puntas de los pies unidas levemente y los muslos ladeados, la mujer permanecía sentada en una esquina de la sala de espera mientras la lluvia seguía cayendo.
[Traducción de Susana Hayashi]