lunes, octubre 03, 2011

40 relatos, de Donald Barthelme


Creo que esta compilación de relatos pasó desapercibida en España. Y es una pena. Sólo su humor, su inventiva y su originalidad ya compensan el pago del ejemplar. Donald Barthelme, “uno de los escritores más innovadores del siglo XX”, siempre le da la vuelta a todo: reconstruye los cuentos clásicos mediante la parodia, cada cuento es completamente distinto al anterior y al siguiente, experimenta y actualiza los clásicos… Algunos son memorables, como “Acerca del guardaespaldas” (en el que casi todo son preguntas), “Conversaciones con Goethe” (en el que parodia ese libro que recomendamos aquí en verano), “La niña”, “Tiburón” o “El nuevo propietario”. Uno de los rasgos más notables de Barthelme es su capacidad para el humor. Y el inicio de cada relato suele ser deslumbrante, una muestra certera de cómo un cuento debe enganchar al lector en las primeras palabras. Veamos un par de ejemplos.

Así empieza “Chablis”:

Mi mujer quiere un perro, aunque ya tiene una niña. La niña tiene casi dos años. Según ella, es la niña la que quiere el perro.
Hace mucho que mi mujer quiere un perro. He tenido que ser yo quien le dijera que no podía; pero ahora es la niña la que quiere el perro, según mi mujer. Puede ser. La niña y mi mujer están muy unidas. Van juntas a todas partes, bien agarradas. Pregunto a la niña: “¿De quién es esta niña? ¿La niña de papá?”, y ella responde: “Mamá”, pero no lo dice una sola vez, sino que lo repite: “Mamá mamá mamá”. ¡Joder con la niña! No sé para qué le tengo que comprar un perro que cuesta cien dólares.

Y así empieza “Algunos de nosotros veníamos advirtiendo a nuestro amigo Colby”:

Algunos de nosotros veníamos advirtiendo a nuestro amigo Colby desde hace bastante tiempo, por su manera de comportarse, pero ya había llegado demasiado lejos, de modo que decidimos ahorcarlo. Colby argumentó que el mero hecho de haber llegado demasiado lejos –no negaba que así hubiera sido– no suponía que hubiera que someterlo a la horca. Dijo que todo el mundo se pasaba de vez en cuando, pero no hicimos mucho caso de ese argumento. 


[Traducción de Alejandra Devoto]