miércoles, septiembre 28, 2011

Mientras agonizo

Por la vía dolorosa de la membrana opaca
se deslizó secreta
la punzada de sangre que me lleva a la muerte.
Lo sé ya, mientras calla mi dolor en la aguja
y gime sólo el ojo
bajo las dentelladas agudas de mi miedo.
No me voy de vacío.
Mi inocencia se lleva
de este mundo feliz hacia una nada de aire
que se disuelve en aire y no duele ni pesa,
las últimas palabras que calmaron mi angustia,
las últimas caricias que cerraron mis párpados.
Mientras siguen los pájaros cantando
y al fondo suena el mar innumerable,
no me voy de vacío.
En el milagro azul de mi mirada
vivieron las mañanas de sol y estuvo el viento
transparente y fecundo que venía de los pinos,
la materia marina de la tarde,
las gaviotas que aún vuelan sobre mi asombro alegre.
No me voy de vacío como no se va el día
sin su carga sonora de luz cumplida y clara.
Me llevo en las pupilas
la presencia de aquellos que me dieron
calor con sus miradas, mi mejor alimento.
Bajo otra luz distinta, más blanca y menos fría,
alguien entenderá
la plenitud del mundo que persiste en mis ojos
abiertos a la nada.



Santos Domínguez, extraído del blog Best Poems