Años atrás la editorial salmantina Tropismos (hoy desaparecida; una pena, porque incluyó varias joyas en su catálogo) editó al británico David Mitchell, un escritor venerado en otros países y casi ignorado en España. Compré, entonces, los tres libros. Y aplacé las lecturas. El año pasado empecé con “Escritos fantasma”, que me gustó bastante y que recomiendo de nuevo. La semana pasada, en cambio, me puse con “El atlas de las nubes” y, aunque me engancharon las primeras 100 páginas, luego el libro se me convirtió en un tostón (espero que la película que van a rodar sobre esta novela sea más entretenida), pero lo acabé; y no pretendo reseñarlo. Me queda por atreverme con “El bosque del cisne negro” antes de que Duomo publique en otoño “Los mil otoños de Jacob de Zoet". De lo que no cabe duda es de que Mitchell trenza las historias como si fueran el "Babel" o el "Amores perros" de la literatura. Ahí reside su maestría.
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