jueves, junio 16, 2011

Escombros, de Chusé Raúl Usón



[27]

La ardiente arena de una playa de piedras
camino de Éfeso.
El coche en la curva,
como un juguete roto.
“Artemisa y su tempo habrán de esperar”,
me gritas desde el agua,
desnuda,
borracha como una cuba.
Sé que entraré, que no lograré hacerte el amor
entre las mantas de posidonia,
que te zafarás como una escurridiza anguila.

El móvil no suena.
El día está nublado.
Somos dos barcos a la deriva,
vulnerables.

**

[47]

Sí, amor, sé que te encanta el Gran Bazar. Que disfrutas un montón perdiéndote por el laberinto de sus callejones y pasadizos, que te gusta regatear con los comerciantes -¡yo no soporto a esos pesados turcos!-. Que te excitan poderosamente los sentidos los colores, los olores, el follón, el griterío de los vendedores y su amabilidad, su zalamería. Lo entiendo. Pero son pesados de cojones.
Las platerías, las tiendas de iconos bizantinos, me hacen cierta gracia pero en el resto solo veo cachivaches nefastos, cuero de imitación, pipas de agua y chilabas. Lo mismo.
Por favor, no me pidas que vuelva.
(Me siento como el Minotauro: dueño de un laberinto del que no sé salir).