Yo empecé en esto del porno por la pasta, como todos. Bueno, y por afición. Y también, claro, porque tengo un cimbel que parece una blakandéker. Aunque no fui consciente de ello hasta que un verano, después de pegarme todo el año barriendo las calles de Pamplona, me fui de vacaciones a Cuba y Janis, la jinetera con el culazo más potente de La Habana , me enseñó todo lo que hay que saber. Eso fue hace ya la tira de años, a finales de los ochenta. Yo era por entonces un crío y mi única experiencia eran cuatro polvos mal echados en coches, parques o edificios en obras.
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