Vi el otro día esta película, que data del 88. Ya no recuerdo si llegó a estrenarse en Zamora, donde por entonces yo vivía. Si lo hizo, probablemente no resistiera dos días en cartel. En su momento fue un fracaso. Cuando salió en vídeo no la alquilé. Fui dejando que pasara el tiempo. Con el emule, recordé que no la había visto (me encanta el cine de John Carpenter, cine de palomitas con bajos presupuestos y críticas sociales y políticas), pero también se me olvidó descargarla y no quería comprarla sin haberla visto. Cuando, por fin, conseguí una copia, me dio pereza verla. Y así han pasado los años. Ahora que la he visto, me lo he pasado bomba. La anécdota central del filme es brillante y a la vez cachondísima: un tipo encuentra unas gafas con las que el mundo se ve en blanco y negro, se disciernen los mensajes subliminales de los anuncios ("Obedece", "Compra", "Cásate y procrea"...) y, además, se sabe quién oculta bajo su piel a un alienígena. Contiene secuencias de humor grueso muy propias de su director (la ya célebre sentencia He venido aquí a mascar chicle y a patear culos... y me he quedado sin chicle o esa pelea de unos seis minutos entre los dos protagonistas, uno obstinado en que su colega se ponga las gafas para ver la verdad y el otro empeñado en no hacerlo). Buscando algunos datos sobre la película, descubrí que en Estados Unidos hay un breve libro en el que el gran Jonathan Lethem analiza They Live. Abajo, la cubierta. Esperemos que algún día lo traduzcan por aquí.
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