La semana pasada fui a ver Código Fuente (Source Code), una película del director de Moon, Duncan Jones, que me hubiera gustado más de no existir esa obra de culto que es Atrapado en el tiempo (aka El Día de la Marmota). En ella, el protagonista viaja en el tiempo repetidas veces para resolver un atentado en tren y siempre dispone de 8 minutos. Una vez vista la primera secuencia, el resto es previsible. Pero lo es porque, insisto, tenemos el precedente del citado filme de Bill Murray. Salí ligeramente decepcionado y ya no sabía si ir a ver Sin límites.
Pero Sin límites me ha parecido una auténtica sorpresa. La clase de película que mezcla diversos géneros y que me recordó un poco a Días extraños. En Limitless el protagonista (Bradley Cooper) es un escritor fracasado y en bloqueo perpetuo al que invitan a tomar una pastilla (NZT) que acelera el rendimiento del cerebro hasta el 100 %, lo que le permite no sólo solucionar bretes en apenas unos minutos, sino traer de alguna zona recóndita de su mente cosas que ha leído o visto y que no creía recordar (ej: durante una pelea recuerda las películas que vio de Bruce Lee y los combates de boxeo, lo que le permite imitar sus movimientos a la perfección y dar una paliza a sus contrincantes); y, por supuesto, logra la fuerza y el estímulo necesarios para escribir su novela y aprender idiomas y otros conocimientos en pocos minutos. Se convierte, pues, en un hombre nuevo y superdotado. La droga ha hecho que mute por completo. Pero cada droga, y el NZT no es menos, acarrea sus consecuencias, entre ellas la adicción y la enfermedad.
El director es Neil Burger, que camufla un thriller como si fuera ciencia-ficción, lo que potencia las cualidades paranoicas de la trama. Burger fue el director de El ilusionista. Uno de los secretos está en el guión, con reminiscencias a la obra de Philip K. Dick y a las complejidades de la mente, los recuerdos y la identidad. También en la manera de rodar, con movimientos de cámara que a veces evocan ciertas escenas de Sherlock Holmes o de El club de la lucha. Muy entretenida, un disfrute de principio a fin.