lunes, noviembre 01, 2010

Sí, de Thomas Bernhard


En los libros de Thomas Bernhard lo de menos es el argumento. En esta novela, el narrador es un científico misántropo, enfermo y apartado de todo y de todos. Vive encerrado en una casa en el campo y sólo se comunica con un vendedor de fincas, el mismo que le vendió el terreno que él habita. Cuando, después de meses de encierro, visita al vendedor para desahogarse, conoce a un matrimonio en crisis que gestiona con éste la compra de una vivienda. Conocer a la mujer, capaz de conversaciones intelectuales y de inquietudes similares, le sirve para mejorar, para volver a leer y a trabajar. En suma: lo saca de la abulia en que estaba sumido. Sin embargo, el lado pesimista de Bernhard (muy oportuna la cita a Schopenhauer en algunos pasajes) nos muestra cómo las cosas terminan derrumbándose. Novela filosófica y magistral, como todas las suyas, sobre la abulia de vivir y el fracaso de la sociedad. Como dice mi paisano Luis López, todo es aquí hermético. Un fragmento:

Me despertaba y despertaba en medio de un completo hastío vital. Si había iniciado algo por la mañana, había sido sólo el mecanismo siempre igual de la incapacidad vital y del vital hastío, y no había podido pensar ya en ningún trabajo, ni el más pequeño, lo que sólo empeoraba, de día en día, mi deprimición. En lugar de poder trabajar, me sentaba durante días, durante semanas, durante meses ante mis escritos, sin poder hacer lo más mínimo con ellos.


[Traducción de Miguel Sáenz]