lunes, junio 21, 2010

Zoo o cartas de no amor, de Viktor Shklovski



Viktor Shklovski, exiliado ruso en Berlín, quiso retratar el ambiente de la ciudad en los años 20 mediante una serie de misivas. Como hilo conductor (él mismo lo explica al principio) utilizó “las cartas que escribe un hombre enamorado a una mujer que no quiere hacerle caso”. Hay unas pocas supuestamente escritas por la dama en cuestión y a mí me parecen las mejores, por ejemplo ésta, que transcribo íntegra de este volumen (raro y hermoso) publicado por Ático de los Libros:


Trigésima carta

Estás violando el pacto.
Me escribes dos cartas al día. Se me han acumulado muchas.
He llenado el cajón de la mesa; los bolsillos y el bolso están saturados.
Dices que sabes cómo está hecho Don Quijote, pero no sabes hacer una carta de amor.
Te enfureces más y más.
Pero cuando escribes cariñosamente, te ahogas de lírica y te llega hasta el cuello. (Te escribo sentada en la mesa del Süd, decente, solitaria, esperando el escalope.)
Entiendo poco de literatura, aunque tú, don lisonjero, afirmas que estoy a tu nivel; no obstante, sí soy experta en cartas de amor. No sin motivo, dices que cuando entro en un salón, enseguida sé de qué va la cosa y quién está relacionado con quién.
Hablas de ti, y cuando escribes sobre mí sólo me haces reproches.
Las cartas de amor no se escriben para el placer de uno mismo, de la misma manera que un verdadero amante no piensa en sí mismo cuando hace el amor.
Bajo excusas de toda clase escribes siempre de lo mismo.
Deja de escribir sobre cómo, cómo, cómo me quieres, porque en el tercer “cómo” me distraigo y me da por pensar en otras cosas.


[Traducción de Julia Dobrovolskaya y José María Muñoz Rovira]