domingo, mayo 02, 2010

La librería, de Penelope Fitzgerald


Florence tenía buen corazón, aunque eso sirve de bien poco cuando de lo que se trata es de sobrevivir. Durante más de ocho años, a lo largo de media vida, había subsistido en Hardborough con la pequeña cantidad de dinero que su marido le había dejado al morir, y últimamente se había empezado a preguntar si no tendría la obligación de demostrarse a sí misma, y posiblemente a los demás, que ella existía por derecho propio. A menudo se consideraba que lo único que se podía exigir en el frío y claro aire del este de Inglaterra era llegar a sobrevivir.


[Traducción de Ana Bustelo]