Chuck Palahniuk es el gran provocador de nuestro tiempo y este es un tema, el porno, que aún no había novelizado. Y que a mí me interesa porque el porno aglutina todas o casi todas las lacras posibles de la sociedad (mafias, consumo y tráfico de drogas, robos, abusos sexuales, asesinatos, snuff movies…), y es por esa razón que he leído algunos libros de no ficción sobre el tema, entre los que recomiendo: Cómo hacer el amor igual que una estrella del porno, la autobiografía de Jenna Jameson, y El otro Hollywood, de Legs McNeill, Jennifer Osborne y Peter Pavia. Ambos son auténticos catálogos de bajezas, atrocidades y demencia. Si la vida es dura, aún es más dura en los entornos pornográficos.
En Snuff, ya recomendado por David González en su blog, Palahniuk retrata ese género brutal que llaman gang-bang. Lo hace con una precisión parecida (al menos en el detalle y en el toque humorístico) a la que utilizó David Foster Wallace en su reportaje sobre el porno, incluido en Hablemos de langostas. Palahniuk se basa en algunos célebres récords del gang-bang. Y es sorprendente lo repulsivo que llega a ser cuando describe a esa tropa de gandules bronceados y repeinados con laca y con el cuerpo depilado que esperan para cepillarse a la estrella mientras devoran el catering-basura que la empresa ha dispuesto para ellos.
En la novela hay cuatro narradores: tres de los 600 actores que esperan para participar en el gang-bang y la coordinadora de esos actores. De modo que las 200 páginas del libro abarcan los minutos previos a dicha participación. Todo lo que cuenta es sórdido y repulsivo. Esa es la garantía de Palahniuk y a mí, que gozo con la literatura llena de emociones fuertes, me place. Los monólogos y conversaciones se aderezan con historias del lado oscuro de Hollywood (y sospecho que aquí ha tirado de los dos volúmenes de Hollywood Babilonia que, por cierto, leo estos días). Me lo he pasado en grande con el sentido del humor de Palahniuk, todo un especialista en el cuerpo humano: lo que admite, cómo funciona, cómo se satura o cómo se dilata… Lástima que el final sea flojo y no esté a la altura del resto. Snuff, por cierto, también es una historia sobre las (difíciles) relaciones entre padres, madres e hijos. Un fragmento:
En materia de catering, estamos hablando de dos mesas plegables atiborradas de bolsas abiertas de nachos de supermercado y latas de refrescos. Y todo el tiempo van llamado a los tipos para que entren a hacer su parte: la coordinadora anuncia sus números y esos actores se dirigen tranquilamente a correrse ante la cámara sin dejar de masticar palomitas al caramelo, con los dedos escociéndoles por la sal al ajo y pegajosos del glaseado de los bollos al jarabe de arce.
Para algunos tipos es la primera vez que hacen esto, y han venido sólo para poder decir que estuvieron aquí. Los veteranos estamos aquí para dejarnos ver y también para hacerle un favor a Cassie. Ayudarla con una polla más para que alcance su récord mundial. Para ser testigos de la historia.
[Traducción de Javier Calvo]
En Snuff, ya recomendado por David González en su blog, Palahniuk retrata ese género brutal que llaman gang-bang. Lo hace con una precisión parecida (al menos en el detalle y en el toque humorístico) a la que utilizó David Foster Wallace en su reportaje sobre el porno, incluido en Hablemos de langostas. Palahniuk se basa en algunos célebres récords del gang-bang. Y es sorprendente lo repulsivo que llega a ser cuando describe a esa tropa de gandules bronceados y repeinados con laca y con el cuerpo depilado que esperan para cepillarse a la estrella mientras devoran el catering-basura que la empresa ha dispuesto para ellos.
En la novela hay cuatro narradores: tres de los 600 actores que esperan para participar en el gang-bang y la coordinadora de esos actores. De modo que las 200 páginas del libro abarcan los minutos previos a dicha participación. Todo lo que cuenta es sórdido y repulsivo. Esa es la garantía de Palahniuk y a mí, que gozo con la literatura llena de emociones fuertes, me place. Los monólogos y conversaciones se aderezan con historias del lado oscuro de Hollywood (y sospecho que aquí ha tirado de los dos volúmenes de Hollywood Babilonia que, por cierto, leo estos días). Me lo he pasado en grande con el sentido del humor de Palahniuk, todo un especialista en el cuerpo humano: lo que admite, cómo funciona, cómo se satura o cómo se dilata… Lástima que el final sea flojo y no esté a la altura del resto. Snuff, por cierto, también es una historia sobre las (difíciles) relaciones entre padres, madres e hijos. Un fragmento:
En materia de catering, estamos hablando de dos mesas plegables atiborradas de bolsas abiertas de nachos de supermercado y latas de refrescos. Y todo el tiempo van llamado a los tipos para que entren a hacer su parte: la coordinadora anuncia sus números y esos actores se dirigen tranquilamente a correrse ante la cámara sin dejar de masticar palomitas al caramelo, con los dedos escociéndoles por la sal al ajo y pegajosos del glaseado de los bollos al jarabe de arce.
Para algunos tipos es la primera vez que hacen esto, y han venido sólo para poder decir que estuvieron aquí. Los veteranos estamos aquí para dejarnos ver y también para hacerle un favor a Cassie. Ayudarla con una polla más para que alcance su récord mundial. Para ser testigos de la historia.
[Traducción de Javier Calvo]