Ya nace de pronto
un poema. Tiene
cadenas y tiempo
y acaso padezca
prosapia. A ti
que no lo precisas,
te lo doy
con todos sus hielos
y sus fauces, negro
y como en barranco.
Si lo sueltas, lejos,
donde yo no alcance
a quererlo, deja
indemnes sus alas
y lo que de canto
posea. Obsérvalo
volar hacia nada,
vivaz con mis días,
posible.
Fernando Aramburu, Bruma y conciencia (1977 – 1990)
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