Un hombre que vive en el aire no puede echar raíces. Con esta frase podría resumirse el personaje de George Clooney en la nueva película de Jason Reitman, que en su corta pero meteórica carrera ha tratado temas siempre de actualidad: la polémica del tabaco (Gracias por fumar), el embarazo en la adolescencia (Juno) y el miedo al compromiso en una época de crisis económica (Up in the Air). Es una comedia con toques dramáticos o amargos. Clooney interpreta a Ryan Bingham, un hombre que viaja por el mundo porque otras empresas lo contratan para que despida a sus trabajadores. Un curro durísimo, a pesar de los viajes y los placeres que estos conllevan: en tiempos de crisis, cada día debe sentarse en un despacho y despedir a montones de tipos, de padres de familia, de señores de más de 50 años, de madres y, en general, de gente que ya no sabrá cómo encarar el futuro. Un tema muy adecuado para estos días. La filosofía de Bingham consiste en llevar poco equipaje, y esto, además, es una metáfora: no atarse, no comprometerse, no visitar mucho a los familiares, no tener pertenencias. Nada en la mochila. Vivir siempre arriba, en el aire, como indica el título, en lugares pasajeros, con un domicilio que sólo pisa unos 40 días al año. Pero las cosas se complican cuando se lía con una mujer que lleva su misma vida y cuando le encasquetan a una joven colega de trabajo para que le enseñe el oficio. Se ha llevado varios premios, y George Clooney realiza uno de sus mejores papeles.
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