El miércoles me invitaron al preestreno de Planet 51 en el Kinépolis. Disfruté como un crío. Sé que parte de la crítica USA le ha dado palos a la película. Paradójicamente, uno de los aspectos que critican son los abundantes guiños a otras cintas, que era justo lo que ensalzaron en otra película del mismo guionista: Shrek. Y a mí esa tendencia me apasiona. Descubrir los homenajes y parodias de La guerra de las galaxias, Terminator, Regreso al futuro, Alien o Cantando bajo la lluvia es un disfrute, y es algo que en Los Simpson suelen hacer cada cinco minutos y a nadie le molesta. Me divertí mucho con el robot, que es la estrella del filme. Me sentí un niño en una sala llena de niños. Para ellos está enfocada esta producción, y como tal debe verse. Me parece que está muy currada a nivel técnico, que es un producto muy digno del cine español. No sé si esos críticos iban buscando frases de Shakespeare o si creen que todo el monte es Ratatouille, pero para mí supera a la mayoría de esas cintas-coñazo de dibujos con animalitos que hablan. Y, por cierto, acabo de comprobar que a Jordi Costa, de quien me fío bastante, no le ha disgustado.
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