jueves, julio 16, 2009

John Fogerty

Este lunes, John Fogerty tocó en Madrid con su banda. En el Teatro Conde Duque de la Casa de Campo, ante un público entregadísimo que agotó las entradas. Para quien no lo recuerde, John Fogerty fue el líder de una de las mejores bandas de rock de la historia, a mi entender: Creedence Clearwater Revival. El primer disco que escuché de este grupo fue el célebre “Cosmo’s Factory”, uno de sus más recordados y competentes trabajos. Creo que los de mi generación descubrimos a Creedence gracias a los discos que tenían nuestros padres. La banda se disolvió cuando yo estaba a punto de nacer. La portada del vinilo del “Factory” llamaba la atención: un grupo de tipos con barbas y melenas, muy a lo hippie, rodeados por un equipo de música. Uno de ellos estaba montado en una bicicleta de carreras. No sé cuántos años tendría cuando lo oí por primera vez, supongo que era un adolescente. Pero cuando lo puse en el plato y la aguja se colocó en el primer surco, en el rompedor tema “Ramble Tamble”, chico, aquello fue una sacudida. Como cuando oyes por primera vez “God Save the Queen”, de Sex Pistols; o “Smell Like Teen Spirit”, de Nirvana; o “The River”, de Bruce Springsteen; o “Stairway to Heaven”, de Led Zeppelin. Después las cosas cambian. Te enamoras de las bandas que las tocan. Te obsesionas con descubrir el resto de sus trabajos. “Ramble Tamble” tiene unos siete minutos de caña; es famosa por los riffs de guitarra de Fogerty. El tercer corte es aún más rockero: “Travelin’ Band”.
Aquel disco lo pinché a menudo en el desaparecido bar de La Marina. De tanto ponerlo, los cortes sonaban ya a pan friéndose. El día anterior al concierto de Madrid estuve estudiándolo. El viejo vinilo, quiero decir. Antes de entrar al Conde Duque no estaba muy seguro de si Fogerty estaría a la altura. Quiero decir: no todos los músicos envejecen bien, algunos pierden fuelle por el camino, o la voz, o son incapaces de sacudirte como lo hicieron antaño. Pero John Fogerty tiene mecha para rato. Su directo es impresionante: rock and roll con unos toques de country. La misma voz de los setenta. Soberbios solos de guitarra. Dos horas de emoción en las que va encajando la mayoría de sus éxitos: abrió con “Hey Tonight” y ahí se ganó ya al público; tocó, por ejemplo, “Suzie Q”, “Midnight Special”, “Bad Moon Rising”, “Have You Ever Seen the Rain”, “Fortunate Son”, “Who’ll Stop the Rain”, “Born on the Bayou” o la mencionada “Ramble Tamble”, por citar unas cuantas del repertorio de la otra noche. En el bis ofrecieron una versión de “Rockin’ All Over the World” y cerraron con otro tema legendario: “Proud Mary”, con todo el público de las gradas puesto en pie y echándole una mano en los coros. Inolvidable fue el tema titulado “Joy of my Life”, una canción lenta, de amor, dedicada a su mujer.
Fogerty, aunque físicamente está un poco endeble (sospecho que se ha hecho la cirugía), musicalmente todavía es la bomba. Y además le acompaña una banda muy potente, donde casi todos los miembros son muy jóvenes y dan mucha caña. Sus canciones no sólo corresponden a una etapa de mi vida: la adolescencia y los primeros años de la juventud, sino que muchos de sus temas han aparecido en el cine y los asocio a películas famosas. Es lo que decía una de las personas con las que fui al concierto: Creedence no tuvo una canción mala. Todas son formidables. Todas fueron éxitos, reconocibles por distintas generaciones: entre el público había desde adolescentes hasta gente de la tercera edad. John Fogerty y su banda nos regalaron, en Madrid, dos horas inolvidables de auténtico rock.