miércoles, julio 08, 2009

Antepasados emigrantes

De vez en cuando me escriben personas del otro lado del charco, en especial gente que vive en Cuba o en Estados Unidos. Sus abuelos o sus bisabuelos nacieron en Zamora capital o en algún pueblo de la provincia y un día emigraron a América. Allí se establecieron, se casaron, tuvieron descendencia. Murieron en aquella tierra, a la que un día se fueron con unas pocas pertenencias en la maleta. Esas personas (que me escriben correos electrónicos) y yo compartimos apellido. Sus orígenes están en Fermoselle, que es donde se encuentra el monumento al emigrante. Mis antepasados también salieron del mismo pueblo. Al rastrear las huellas de su familia, al buscar en Google el apellido que compartimos, dan con mi blog o con mi columna del periódico y me escriben. Quieren que les ayude, o al menos que les proporcione una pista.
Me preguntan si seremos parientes lejanos, dado que compartimos un nombre y nuestros antepasados salieron del mismo pueblo. Me preguntan si conozco a alguien de su rama familiar, alguno de los que se quedaron atrás, en Zamora o en Fermoselle. Me preguntan cómo es aquello, cómo es mi ciudad. Me preguntan si seré capaz de averiguar si queda alguno de sus parientes vivos en mi tierra, y cómo contactar con los descendientes. Y yo no sé responder a esas preguntas, al menos a la mayoría. Lo cual me origina impotencia, pues ya me gustaría tener las respuestas. Pero no las tengo. Uno se va alejando de sus orígenes: no sólo en el tiempo, también en el espacio. Y cada vez es más difícil. Los zamoranos nos repartimos por el mundo, conformamos un puzzle de la emigración y no es sencillo buscar las piezas y recomponer la foto. Para mí no es fácil ayudarlos porque vivo en Madrid. Los reportajes más leídos de la edición digital de este diario son siempre aquellos que cuentan historias de emigrantes, fundamentalmente de zamoranos en Cuba. Es natural y lógico que la gente, alcanzada cierta edad, quiera rastrear sus orígenes, saber dónde se encuentran los parientes más inmediatos que sus abuelos o sus bisabuelos dejaron atrás. También por Facebook han contactado conmigo internautas que viven al otro lado del Atlántico y con los que comparto apellido. No sabemos si nos une algún parentesco lejano.
Lo único que se me ocurre para ayudarles un poco es que entren en uno de los Canales on line de este periódico: “Zamoranos en el mundo”. Reúne noticias, foros, reportajes, algunas imágenes y una sección titulada “El cordón umbilical” en la que quienes buscan a sus familiares ponen avisos. Gente de Cuba o de Argentina, que anda buscando a los suyos. Otra de las posibilidades, en el menú de la izquierda de dicha web, es bajarse algunos libros en formato pdf sobre el tema, publicados por la UNED. Son gratuitos: se pincha en los links y se descargan. Los títulos son “De Zamora a América”, “De Zamora al Río de la Plata”, “De Zamora a Cuba”, “Zamoranos en Cuba”. En esas memorias de la emigración se encuentran historias de emigrantes, se proporcionan nombres y apellidos, vinculaciones, testimonios de descendientes, fotografías, partidas bautismales, certificados de defunción y de extranjería, incluso listas de pasajeros que embarcaron hacia América. Si no lo han hecho ya, aconsejaría empezar por ahí, y luego tirar del hilo, aunque no es fácil porque el hilo del pasado suele enredarse o se extravía en algunas esquinas convertidas en atolladeros. Aconsejo echar un vistazo, por si queda alguien que no conozca este Canal de “Zamoranos en el mundo”. Les deseo suerte.