Terry Gilliam estuvo en Ibiza hace unos días y lo han contado en algunos periódicos. Terry Gilliam está loco, pero su locura es la propia de los genios. Los genios crean obras extrañas como “Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores” y “Brazil” y obras inolvidables como “El rey pescador”, “Doce monos” o “Miedo y asco en Las Vegas”. Los genios también fallan porque la locura a veces les hace trastabillar, y por eso Gilliam tiene películas menores: “Tideland” o “El secreto de los hermanos Grimm”, que no son en absoluto filmes desdeñables pero no alcanzan el prestigio y la maestría de sus títulos más conocidos. El propio Gilliam se lo dijo en Ibiza al reportero de El País: “Tengo una teoría: he hecho menos malas películas que otros cineastas”. Mi pasión por este director es tanta que hace años, allá por el 99, creo, me hice el viaje en bus de Zamora a Madrid sólo para ver su película basada en el libro de Hunter S. Thompson porque supe que en mi ciudad jamás se estrenaría. Entré a verla con un colega, en versión original subtitulada, y la sala estaba vacía. Para mí, Gilliam no ha hecho nada tan potente desde entonces. Estoy deseando ver su nueva chifladura, “The Imaginarium of Doctor Parnassus”, que protagonizó Heath Ledger. Ledger murió cuando faltaban algunas secuencias por rodar y tres actores se encargaron de sustituirlo, “representando el mismo personaje a través de diferentes épocas” (FilmAffinity): Jude Law, Colin Farrell y Johnny Depp.
En Ibiza dijo algo sorprendente: que retoma su viejo proyecto, la película inspirada en “Don Quijote de la Mancha”. Su título es “The man who killed Don Quixote” y cuenta las aventuras o desventuras de un tipo inglés (Johnny Depp, otra vez) por tierras de España, al que Don Quijote confunde con el mismísimo Sancho Panza. Sólo alguien que está loco, verdaderamente chiflado, podría retomar un proyecto que fue cancelado y dio tantos quebraderos de cabeza. Porque, para quienes no lo sepan, casi diez años atrás estuvo por España tratando de rodar dicha película, pero todo se puso en su contra: el clima, la naturaleza, la salud de algunos actores… Hasta el punto de cancelar el rodaje, que quedó inmortalizado en ese estupendo documental, “Perdidos en La Mancha”, en el que vemos desmoralizarse al equipo mientras afronta las diversas calamidades que suceden en las Bardenas Reales de Navarra. Gilliam no sería Gilliam si no estuviera siempre metido en retos, en proyectos suicidas, tratando de rodar películas a priori imposibles de hacer. Que retome el proyecto nos revela de nuevo su condición de Don Quijote moderno. Él mismo ha reconocido que ha reescrito el guión aportándole datos autobiográficos. El rodaje empezará el año que viene.
No olvidemos que Terry Gilliam es uno de los Monty Python, aquellos seis cómicos (Michael Palin, Terry Jones, Eric Idle, John Cleese, Graham Chapman y Gilliam) cuyas películas todavía nos hacen reír aunque las hayamos visto cientos de veces, y eso deja huella. Si has formado parte de los Monty Python tienes que estar un poco chiflado. En YouTube, por cierto, se puede ver un vídeo del funeral de Graham Chapman: en la iglesia, sin cortarse un pelo, Cleese ofrece un discurso repleto de provocaciones y humor fúnebre que podría escandalizar a algunos, pero que supuso el broche perfecto a un cómico, el mejor homenaje póstumo a alguien que hizo reír a los demás: que en su entierro la gente se ría recordándole. Después de aquello, Eric Idle cantó el tema “Always Look on the Bright Side Of Life”, la canción emblemática que cierra “La vida de Brian”.