martes, junio 23, 2009

El Paso del Ebro, 24 de julio de 1938

Pronto nos lanzaremos al ataque.
No va a ser una maniobra rutinaria.
Debemos volver a conquistar
el terreno que perdimos hace tres meses.

Todas mis pertenencias se han ido en un camión
hacia la seguridad de la retaguardia
y me quedo solo,
vestido con mi uniforme harapiento y mis temores.
No tengo nada mío en los bolsillos,
ni siquiera una navaja o un peine.
No tengo dinero, ni una sola foto
para que me trasporte, temporalmente,
lejos de la guerra.
Tengo un fusil de 1908,
cincuenta cartuchos metidos en los bolsillos
y dos bombas de mano atadas al cinturón.
Envuelto en mi manta tengo un pan
y una lata de carne.
La taza de hojalata y mi cantimplora están firmemente sujetas
para que no traqueteen cuando corro
agachado
sobre mis alpargatas
o me arrastro sobre la tripa
como un torpe lagarto sin cola.

Si tengo suerte y regreso del frente,
quizás dentro de diez días
volveré a tener mis pertenencias:
un volumen de poemas de Lorca,
una insignia metálica con los colores de la España republicana,
una foto de Cayetana,
una estilográfica y una muda de calcetines.

Pero primero debemos lanzarnos al ataque.


James R Jump, Hablando de leyendas. Poemas para España, de Varios Autores