miércoles, mayo 06, 2009

Ciento ochenta

Hasta el diez de mayo se puede disfrutar de la XXXIII Feria del Libro Antiguo y de Ocasión en el Paseo de Recoletos de Madrid. Recomiendo su visita si viven en la ciudad o si vienen a pasar aquí un par de días. No todas las casetas de esta feria están registradas en Iberlibro, de modo que se encuentran ciertos títulos que sólo se pueden conseguir dejándose los ojos en las mesas y en los estantes. Títulos que probablemente no aparecen en las búsquedas de internet. El primer día tuve suerte: uno de Marc Behm por tres euros y la extraña autobiografía de Jerome Charyn por un par de euros más. Y una novela cuya existencia desconocía: “Amarcord”. La escribieron los guionistas de la película, a saber, los dos maestros Federico Fellini y Tonino Guerra. Éste último, un grandísimo poeta, ha vuelto a ponerse de moda porque su antología poética aparece en un plano de la última película de Pedro Almodóvar, “Los abrazos rotos”. Ahora es fácil encontrar ese libro, supongo, pero yo tuve dificultades para comprarlo hace un par de años, que es cuando lo leí. La edición de “Amarcord” es de marzo del setenta y cuatro. Esto me recuerda que debería comprarme la edición especial del filme de Fellini “Ocho y medio”. Es una obra maestra. Pude verla en cine, en Salamanca, cuando estudiaba allí, porque la repusieron en algún ciclo de clásicos.
Tengo una anécdota curiosa sobre esta Feria del Libro. En una de las casetas vi expuesto el volumen “Lennon recuerda”. No lo conocía. La portada ya es una maravilla en sí: reproduce parte de la portada de su disco en solitario “Rock’n’Roll”. Recuerdo que uno de mis primos lo compró en vinilo cuando éramos adolescentes. Se puede ver a un jovencísimo John Lennon bien afeitado y con chupa de cuero. En blanco y negro. Este libro lo publicaron las editoriales Ayuso y Akal en el setenta y cinco. Compila las entrevistas que Jann Wenner, uno de los fundadores de la revista “Rolling Stone”, le hizo a Lennon. Dicen que en sus respuestas el cantante no se muerde la lengua. Dicen que es una pieza de coleccionista. Abrí el libro en la primera hoja, buscando el precio. Pero no estaba claro. En la esquina superior derecha ponía 180 y, más abajo, un 2 seguido de un 0 y de algo que no estaba muy claro: parecía un 6. Pregunté a la mujer tras el mostrador y dijo que costaba veinte euros. El ejemplar, de segunda mano y un poco gastado, me pareció caro teniendo en cuenta que no pasaba de las ciento veinte páginas. Decidí seguir viendo casetas, por si encontraba más ejemplares. Luego pensé que debería comprar ese libro para regalarlo.
Regresé a la caseta, pero la mujer ya no estaba. En su lugar habían dejado a un joven, al que calculé unos dieciocho o diecinueve años. Volví a preguntar el precio. El chico abrió el libro: “Ciento ochenta”. Atónito, pregunté: “¿Ciento ochenta euros?”. Y él: “Sí, o doscientos. Espera… Sí, ciento ochenta euros”. Dije: “Vale, vale, déjalo”. No podía decirle que unos minutos antes me habían dicho otro precio porque entonces hubiese creído que yo era un estafador. Bien, me dije, uno de los dos vendedores se equivoca. Y tiene que ser el muchacho: ese precio sólo puede tenerlo un incunable. Memoricé el nombre de la librería, fui a casa y busqué ese título en Iberlibro. Su precio era de veinticuatro euros (sumando gastos de envío). A la mañana siguiente volví a la caseta. Había una mujer y, por fortuna, me dijo su precio verdadero. Lo compré. Tras estudiar la primera página llegué a una conclusión: 180 era su precio antiguo, en pesetas. Y debajo ponía 20€, pero la letra del euro estaba tan mal escrita que parecía un seis o un cero. Me pregunto si el chico vendió algo ese día.