He vuelto al videoclub. Y sigo yendo al cine. Esto significa que el método de compartir películas a través de las redes de intercambio de archivos me cansa. El auténtico cinéfilo acaba pasando del pirateo. La diferencia entre una película proyectada en el cine y un archivo de vídeo bajado del emule es la misma que hay entre un cuadro expuesto en un museo y una fotografía de ese cuadro vista en internet. No es lo mismo. No puede serlo. Nunca lo será. Ahora las búsquedas en estas redes de intercambio sólo me servirán para bajar películas imposibles de encontrar en filmotecas, en videoclubes e incluso en las cadenas de televisión: esas películas clásicas que un día desaparecieron con la extinción del vhs y de las que no hemos vuelto a tener noticia. Películas como “La mamá y la puta”, que recomienda en su blog mi colega Vicente Muñoz Álvarez. Imposible de rastrear por ahí porque no ha sido editada en dvd.
Al final me he cansado de bajar películas que luego resultan ser fakes. Me he cansado de buscar los subtítulos. Dado que siempre las veo en versión original, me toca bajar por un lado el archivo de vídeo y por otro el archivo de subtítulos. Luego un reproductor (por ejemplo, el Gom Player) los monta y los sincroniza. Pero es un rollo. Y es un rollo dar con los subtítulos adecuados. A menudo he descargado diez veces el mismo título, encontrándome letreros en inglés, en francés o en turco. Hubo una página donde ponían links a películas con los subtítulos ya incorporados, pero la han cerrado o no la actualizan. Además, los subtítulos suelen hacerlos en países de Sudamérica, por lo que ciertos giros propios de allí resultan difíciles de entender para un español. Y no hablemos de la calidad. “Me he bajado una peli y se ve muy bien”, te dicen los amigos. Vale, pues ahora trata de hacerte con el dvd original, compara ambos y me lo cuentas. Luego están el “screener” con marcas de agua, y el “cam”, o sea la película mal grabada en el patio de butacas del cine. Algo intolerable para un cinéfilo: el encuadre está mal, la grabación es confusa y oscura, la cámara oscila, el sonido es una mierda, se ven las cabezas de los espectadores que salen a mear o a comprar palomitas, se oyen las risas si se trata de una comedia, se oyen las toses cuando la han pirateado en invierno.
Sé que la vida está muy cara y se debe ahorrar y ajustarse el cinturón, pero para ver películas así es preferible no verlas. Es preferible esperar al pase televisivo o a que salgan en alquiler o a que te las preste alguien. Porque luego pasa lo que pasa. Que un tío te dice que no le gustó tal o cual película imprescindible. Y después te aclara: “Bueno, en realidad estaba grabada del cine, no se veía muy bien y le faltaban los créditos del principio y estaba doblada por sudamericanos”. La gente se traga cualquier cosa. Me dijo un colega que se había bajado “Tropic Thunder”. Y yo le dije: “El principio, cuando sale Tobey Maguire, es una pasada”. Me respondió: “No, Tobey Maguire no sale”. Le dije: “El principio de la película consiste en una serie de trailers falsos, y en uno de ellos sale Maguire”. Pero en la copia pirata no estaban. O sea, que el listo que hizo el ripeo encima lo hizo mal. En cierta ocasión otro colega me invitó a ver en su casa, en primicia, “Casa de arena y niebla”, pero le faltaba el final. Al día siguiente corrí al cine a verla. Parecía otra película. La iluminación del proyector en la pantalla jamás podrá tenerla la tele. Así que prefiero recurrir a uno de los videoclubes del barrio. Hay ofertas y de vez en cuando alquilo clásicos o películas que me perdí. Además, está ordenado por géneros y también por directores: Bergman, Scorsese, Cronenberg, Godard, Fellini, Lynch, Polanski, Herzog.