jueves, enero 22, 2009

Los domingos de Jean Dézert, de Jean de La Ville de Mirmont


Impedimenta, con su buen gusto habitual, ha rescatado esta breve obra de un autor que murió joven, en la guerra, dejando sólo un puñado de poemarios, algunos cuentos y el libro que nos ocupa. A su personaje, Jean Dézert, se le ha comparado con el escribiente Bartleby, y no sin razón. Dézert es un funcionario de París incapacitado para la acción. Un tipo gris metido hasta los huesos en la rutina, al que no se le mueve la ropa pase lo que pase. Lo único que le motiva un poco es el domingo. El día de la semana que a otros deprime es el que Dézert emplea para pasear por la ciudad y para hacer lo que recomiendan en los folletos publicitarios: ir a los baños públicos, entrar en restaurantes distintos a los que frecuenta... Es una novela sobre el vacío existencial, que perdura en nosotros después de haberla devorado. La filosofía de este funcionario gris queda demostrada en este párrafo:
Pero, sobre todo, Jean Dézert hace suya una gran virtud: él sabe esperar. Durante toda la semana espera el domingo. En su ministerio, espera el ascenso, mientras espera la jubilación. Una vez jubilado, esperará la muerte. Él considera la vida una sala de espera para viajeros de tercera clase. Una vez adquirido el billete, no le queda más que, sin moverse, mirar pasar a los ferroviarios por el andén. Un empleado le avisará cuando arranque el tren; pero él no sabe hacia qué estación.