Iba yo dando un paseo y se me vino a la cabeza. Era la más larga que había recibido nunca. Normalmente solo te decían: «Lo sentimos, pero no tiene la suficiente calidad», o «lo sentimos, pero no se ajusta exactamente a nuestra línea editorial». O, lo que sucedía más a menudo, te enviaban el impreso de rechazo estándar.
Sin embargo, esta era la más larga, la más larga que había visto nunca. Se refería al relato que les envié, «Mis aventuras en medio centenar de pensiones». Pasé por debajo de una farola, saqué la notita del bolsillo y volví a leerla.