Tras varias películas algo flojas (Los impostores, Un buen año) o simplemente malas (El reino de los cielos), Ridley Scott regresó con fuerza en American Gangster. Sin alcanzar la maestría de esta última, Body of Lies contiene ese vigor y esa tensión que un filme de estas características necesitaba. No está mal. Lo mejor: los actores. Sobresale un Leonardo DiCaprio convertido en el peón de juego de guerra y espionaje de un tablero que los peces gordos manejan desde sus despachos, mientras los hombres de a pie apuestan el pellejo y se bañan en sangre, suya y ajena.
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