El sentido de la comunidad se configura, en alguna medida, en torno a una enemistad compartida. Para identificar a un colectivo, sea éste casual o establecido, basta con nombrar a su Némesis: el real Madrid, los pijos, "los violentos", el partido que le venga a usted a la cabeza cuando se usa la palabra "enemigo" en un contexto político. La pulsión agresiva contra el rival se postula, al menos desde Aristóteles, como un sentimiento compartido, noble y viril.
Eloy Fernández Porta