viernes, agosto 08, 2008

El almuerzo desnudo, de William S. Burroughs


Me miro los pantalones, asquerosos, no me los he cambiado desde hace meses.... Los días se deslizaban, amarrados a una jeringuilla con un largo hilo de sangre... Estoy olvidando el sexto y todos los placeres corporales precisos, soy un fantasma drogado, gris. Los chicos hispanos me llaman El Hombre Invisible... el hombre invisible.