Una pregunta que se repite mucho entre los zamoranos que vivimos fuera de nuestra provincia es la siguiente: “¿Te has enterado de lo que ha ocurrido en Zamora?”. Se dice por teléfono, se dice en los encuentros y antes de las conversaciones, se escribe en el chat, se suelta en los banquetes y en las fiestas de cumpleaños. Cuando oímos esa pregunta ya sabemos o intuimos que no trae nada bueno, que no es emisaria de noticias amables, que la tragedia alarga su sombra sobre el interrogante, que hay que prepararse para cuando nos suelten la respuesta tras nuestra propia pregunta: “No, ¿qué ha pasado?”. Y siempre le sigue lo mismo, porque ha aparecido en las noticias a nivel nacional, y por eso el tema lo conoce todo el mundo, incluso quienes no leen los diarios de su tierra, incluso quienes no leen nunca los periódicos, y “lo mismo” suele ser una respuesta modelo, en plan: “Han matado a alguien” o “Hubo un tiroteo” o “Se suicidó una chica”. Y luego corren versiones distintas. Y, ¿saben quién tiene la culpa? Ya se lo digo yo: generalmente los programas televisivos de corte amarillista, donde elaboran reportajes sensacionalistas y a veces le dan un (inapropiado e inmoral) toque de humor negro a las primeras informaciones, cuando no se sabe con certeza qué ha sucedido y los datos son confusos. Esto se sabe en cuanto uno escucha esas versiones: alguien vio un titular en uno de esos programas y la historia que cuentan allí no guarda mucha relación con la realidad.
Lo último ha sido otra tragedia, el asesinato de una mujer del barrio de Pinilla. Lo anterior, si mal no recuerdo (quiero decir la noticia que salió fuera de la provincia para conquistar los telediarios y periódicos nacionales y los programas de televisión), fue la muerte accidental de un chico en el Duero. Y si rastrean hacia atrás en el tiempo encontrarán que, de nuestra ciudad, sólo interesan las tragedias, las noticias con sangre, y esto ya lo hemos dicho pero hay que repetirlo cuantas veces sea necesario. Porque la imagen exterior, la imagen que recibe el resto del país cuando ve el telediario, es la de un sitio en el que no pasa absolutamente nada, salvo cuando hay atracos a mano armada, tiroteos, asesinatos y suicidios. Queda la imagen de un pueblo en el que todavía se viajara a lomos de una mula y donde la sangre salpica porque no hay otras diversiones. Me parece injusto. No he encontrado la misma repercusión que con las noticias buenas, las noticias que no están teñidas de sangre y muerte. Por ejemplo, estos días se celebra el Tercer Festival de la Tapa en Zamora, con la participación de ochenta y tres establecimientos, con tapas que ganan premios y alegran paladares por el precio de un euro y con talentos culinarios exquisitos, y aún no he visto que haya logrado repercusión en los medios, o al menos no tanta como cada vez que nos golpea una tragedia en la ciudad y muere alguien. Es el primer ejemplo que se me ocurre, pero desde luego no es el único.
Parece que sólo exportamos noticias tristes, como si sólo ocurriesen tragedias, y no es cierto. Lo que pasa es que el resto no interesa. Escribíamos no hace mucho sobre los últimos crímenes de la violencia doméstica y ahora nos vuelve a sacudir, esta vez en nuestra provincia. Se decretó luto oficial en la ciudad y hubo una concentración de repulsa. El mismo día del asesinato, en Jerez de la Frontera murió otra mujer a manos de su ex pareja. En Jerez también hubo concentraciones de repulsa, la misma que manifestamos desde estas líneas por esos y todos los casos.