Lo peor es despertarse en la mañana
pensando que ahora nada puede ser igual
y hay que levantarse y ducharse
y preparar el café como siempre
y partir al trabajo como siempre
como si no hubiera pasado nada
aunque ha pasado todo
pasó se acabó llegó a su fin
“es mejor así”
y caminas por la calle como un sonámbulo
chocando con los transeúntes
con los vendedores de diarios
y te sientas en un banco de piedra
sin saber si estás vivo o muerto
da lo mismo
porque la muerte también puede ser
una mesa en un bar dos martinis secos
y un par de labios rojos
pronunciando palabras
que caen como guillotinas
Óscar Hahn, Poemas de la era nuclear
Hace 6 horas