sábado, mayo 24, 2008

El sarampión

tenía siete años.
tenía mucha fiebre.
estaba pasando el sarampión.
de pronto
me despertó sobresaltado
el repugnantemente familiar
sonido del Infierno.
me levanté tambaleante.
abrí la puerta.
la bota militar del hijoputa
de mi padre
aplastaba la cara de mi madre
contra el suelo.
volví a cerrar la puerta
y me metí en la cama
abrazado a la fiebre
al sarampión
a todo lo que en ese instante
pudiera darme un mínimo
refugio.

aquello ya pasó.

el sarampión persiste.



Pablo G. Bao, Poemas para cruzar el desierto