En plena Transición, en el año 1978, un grupo compuesto mayoritariamente de artistas plásticos y poetas zamoranos, se organizaba de forma magistral a fin de formar una asociación que no sólo analizó y preservó la vida cultural, sino que entró de lleno en la crítica de la sociedad zamorana de aquel tiempo. La asociación en cuestión se llamaba Aceña Cultural y, aunque a efectos legales aún existe, ceso sus actividades en 1983. Entre otras cosas, por falta de regeneración.
Sin llegar a alcanzar el calado de Aceña, las generaciones postrimeras a las de los componentes de dicha asociación han ido formando otros grupos activos en la vida social y cultural de la ciudad. La Asociación Benito Pellitero, el grupo Magua en el ámbito literario o el de creación más reciente, el Foro Ciudadano de Zamora, han sido y siguen siendo un oasis en el desierto. En cambio, en lo que respecta a las nuevas generaciones, a la de los menores de treinta y cinco o cuarenta años, no hay ningún atisbo de unión para que pueda germinar algo similar a lo que esta gente entusiasta ha ido formando desde la Transición hasta hoy.