El martes se estrenó en Cuatro uno de los mejores episodios de “House”. Al parecer, la emisión de este capítulo derrotó a la programación de otras cadenas. No es para menos. El episodio, titulado “Lo que haga falta”, estaba dirigido por Juan José Campanella. De Campanella ya hemos hablado otras veces: dirigió las películas “El niño que gritó puta”, “El hijo de la novia”, “El mismo amor, la misma lluvia”, entre otras, amén de la serie “Vientos de agua”, cuya emisión interrumpió Telecinco. Suyo es el capítulo de “House” que titularon “Un día, una habitación”, donde intervenía Geoffrey Lewis, padre de Juliette Lewis y más conocido por ser el colega de Clint Eastwood en “Duro de pelar” y “La gran pelea”.
Siempre que empieza “House”, y no me pierdo ni un capítulo, me fijo primero en los créditos iniciales. Por si aparece algún actor medianamente conocido o para saber quién dirige el cotarro. Suelen escoger, como pacientes y familiares de estos, a intérpretes con rostros que sabemos que hemos visto en alguna parte, pero no podemos recordar, y a intérpretes cuyos días de gloria terminaron y ahora deambulan por las cadenas de televisión en busca de papeles de secundarios. Veamos algunos ejemplos de “House”: Robin Tunney, Joe Morton, Michael O’Keefe, Samantha Mathis, William Katt (¡“El gran héroe americano”!), Elias Koteas, Kathleen Quinlan, Sheryl Lee, John Larroquette, Frank Whaley y unos cuantos más. Los hemos visto un montón de veces en series y películas, pero a menudo olvidamos sus nombres. La intervención más notable, y duró varios episodios, fue la del gigantón y siempre solvente David Morse, quien hizo de detective borde empeñado en atrapar a Gregory House. En el capítulo del martes aparecían Michael Michele (una actriz a la que acababa de ver en “Dark Blue”, en la piel de una poli) y Thomas F. Wilson. Seguro que, de este último, les suena el nombre y su cara les resultó familiar. A mí también. Y no supe hasta el día siguiente que se trataba del viejo Biff Tannen, el enemigo de Marty McFly en “Regreso al futuro” y sus secuelas. Me alegra comprobar que sigue en activo.
En cuanto a la dirección, en “House” hay tres tipos de capítulos, dependiendo de quién o quiénes los dirijan. Los que no están mal y no se salen de la tónica habitual de la serie: suele dirigirlos Deran Sarafian, un tipo que hizo varias películas malas y se ha redimido en televisión. Los que elevan la media general: a cargo de directores especializados en el medio, que ofrecen capítulos tan brillantes como “Tres historias”, “House contra Dios” o “Error humano”. Los que superan la media y se convierten en nuestros favoritos: los dirigen tipos como Campanella, Bryan Singer o David Shore (el creador de la serie). En “Lo que haga falta”, además, tenemos uno de esos guiones que alternan varias historias. Nos ha gustado mucho porque nos agrada ver cómo House muerde el polvo de vez en cuando: véanse las réplicas y calabazas y esquinazos que le da la doctora que conoce en la CIA. Nos ha gustado porque la dirección, en esta clase de episodios, ya no es tan plana y televisiva, sino que se nota que hay un hombre más creativo detrás de la cámara. Este episodio, el sexto, también ha sido uno de los más vistos en Estados Unidos. En esta temporada se le ha conferido un nuevo aire a la serie con la incorporación de varios aspirantes al equipo de House. También en el reparto de estos nuevos personajes hay rostros conocidos, gente que hemos visto ya asomar en cine y televisión. “House” no decae y esperamos que siga así.