Este pequeño libro recoge, en menos de 90 páginas, tres discursos del autor en los que desentraña sus relaciones con la literatura y las razones que le impulsan a escribir (La maleta de mi padre), el mundo novelístico y la necesidad de encerrarse en una habitación para alumbrar otros universos (El autor implícito) y el tira y afloja de Europa y Turquía a través de la literatura y la necesidad de alcanzar un acuerdo mediante la comprensión del otro (En Kars y en Frankfurt).
En los tres textos, Orhan Pamuk se muestra absolutamente entregado a la profesión (¡Escribo porque me sale de dentro! Escribo porque soy incapaz de hacer un trabajo normal como los demás. Escribo para que se escriban libros parecidos a los míos y yo pueda leerlos. Escribo porque estoy muy, muy enfadado con todos ustedes, con todo el mundo. Escribo porque me gusta pasarme el día entero en una habitación escribiendo, etc.), articulando emotivos discursos sobre el valor y el placer de la literatura a los que, si acaso, podríamos reprocharle su excesivo interés en la novela, lo cual deja al margen otros géneros literarios no menos importantes. El libro comienza así: Dos años antes de morir, mi padre me entregó una pequeña maleta llena con sus notas, manuscritos y cuadernos. Tres piezas, pues, muy interesantes, de gran calidad literaria.