
En este texto lírico y arrebatador, Ray Smith (Kerouac) está obsesionado con el budismo y la filosofía zen, y admira a quien le enseña el camino, su amigo Japhy Ryder (Gary Snyder). Ambos sueñan con la pureza, la revolución de los mochileros, el sentido espiritual de la vida entre las montañas. Ray Smith recorre parte del país a dedo, en autobús, subiéndose a trenes en marcha. Participa en locos actos poéticos y en juergas de los beat. Se adentra en los bosques y medita. Vive en cabañas y hace excursiones. Todo con un fin: buscar el sentido de la vida y buscarse a sí mismo.
Ciertos pasajes me recuerdan al Sutree de Cormac McCarthy, lo cual me hace suponer que a McCarthy le influyó la prosa hipnótica de Kerouac. En estos dos libros el protagonista se refugia en la naturaleza, atraviesa períodos de soledad, describe paisajes hermosísimos y sabe que esa es la única manera de ser puro, salvaje. Libre.