Estamos ante un magnífico cuento (o quizá novela corta) que ha rescatado la nueva Editorial Impedimenta. Su autor es uno de los grandes olvidados, Nikolái Leskov. Su manera de narrar recuerda un poco a los extraordinarios relatos de Gogol. En La pulga de acero, el zar Alejandro viaja a Inglaterra. Los ingleses, para ganarse su admiración, le presentan (entre otras maravillas y antigüedades) un invento. Se trata de una pulga a la que puede darse cuerda con una llave para que baile. El zar admira el ingenio de los ingleses. Pero uno de sus súbditos, Platov, insiste en que ellos también pueden alcanzar su nivel de ingenio e incluso superarlos. Para su cometido contará con la ayuda de varios artesanos rusos, uno de ellos zurdo y bizco.
Un cuento repleto de humor, muy ameno, que representa a la perfección el carácter ruso, y que está cuajado de palabras inventadas, tarea de la que ha salido airosa su traductora, Sara Gutiérrez. Esta edición, además, incluye ilustraciones de Javier Herrero y una introducción de Care Santos. Os recuerdo que mañana presentan el libro en Madrid dos buenos amigos de esta bitácora: el editor Enrique Redel y el escritor Oscar Esquivias.