Han venido de Rumanía a echar paladas de tierra sobre
los cimientos de mi casa. Son dos hombres solitarios
que apenas pueden hablar nuestro idioma y quieren trabajar
como las máquinas.
Me entristezco mirándolos, cubiertos de tierra y agonía,
con sus zapatos mocasines nuevos, llenos de barro y aire.
La empresa constructora los ha enviado, este domingo,
para hacer el trabajo más sucio y doloroso.
No quieren comer con nosotros, de nuestra barbacoa.
Les ofrecemos, vacilantes, unas galletas y un refresco
que aceptan con una amabilidad desgarrada.
Mi marido y mi hermano cogen otras palas y les ayudan.
Pero ellos, no sé, si lo agradecen o condenan.
No hacen gestos felices ni tampoco de odio.
Ya he visto en otros hombres, otros emigrantes de países esclavos,
alguna vez, he conseguido traspasar esos ojos altivos y serenos,
que lo rechazan todo, y sólo desean terminar el trabajo
para caer en la cama y soñar con su país y familia.
Siempre la mirada más allá de cualquier horizonte
y el corazón orgulloso de los humillados.
Después de verlos a ellos trabajar con sus únicos zapatos,
destrozados y rígidos, ya no podré descansar el espíritu,
en esa casa de campo que me están construyendo.
Debemos despedir al constructor o derribar la casa. 
Isla Correyero, La verdadera historia de los hombres
Hace 5 horas
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
![El demonio te coma las orejas [1997 - 2008]](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE4IDnBTgMujaDk2euqkQ9FRb-hcKfzB7qhuSxO0RzVed1Hr5HIzBOY0zqwxk5co7lYSw4KdM4tqQFNGzl-l_Sz7niCXFfAhhdsWKELSB5k33rwrHR6StduNTzXFymcU71ceuC/s1600/losqueviven.jpg) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
![Escombros [Reedición]](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwGcdJj5jKxlWlZTdJFq2KE7xjpdo1S2DjTFvwOntdl4SK1sjki3eoP6rN-aPIx7SBW-Glb58LUeJHCfQZOjy2dgOIfW8lb3TW4LL1hcjhNWl2SREBIJpXjAvDzlo5M0W9-Xx9jw/s1600/ESCOMBROS.+Portada+001.jpg) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
     
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