domingo, octubre 07, 2007

El sendero de los hielos perpetuos

El domingo anterior aplaudía yo el valor de algunas editoriales, casi todas ellas independientes o no tan poderosas como las que pertenecen a los grandes grupos, al reeditar o traducir por vez primera nombres clásicos de la literatura del siglo pasado. Pero también me lamentaba, al final, de que aún hubiera unos cuantos autores que prácticamente habían caído en el olvido. Uno de ellos, por si no lo recuerdan, era Varlam Shalámov, cuyo libro “Relatos de Kolimá”, editado diez años atrás por Mondadori, juro que busqué en numerosas librerías del mundo. Y digo del mundo sin exagerar, pues lo pedí incluso en librerías del otro lado del charco, y se lo solicité también a uno de esos tipos que venden los volúmenes de su biblioteca en subastas de internet. En ninguno de los casos hubo suerte, y estaba ya desesperado.
Uno o dos días después de publicarse ese artículo me encontré con una grata sorpresa: la Editorial Minúscula va a editar esos “Relatos de Kolimá”. Y no sólo eso. Sino que los editará en seis volúmenes, abarcando todos esos relatos que Shalámov escribió, publicados tal y como él había concebido. Esos relatos son breves, y en ellos describe el autor sus padecimientos en un gulag. He leído algunos, picoteando de aquí y de allá, porque siempre hay personas que se apiadan de nosotros e incluyen en sus blogs cuentos o poemas o fragmentos de libros agotados. Shalámov fue un prisionero condenado a trabajos forzados, y padeció el hambre, el frío, la posibilidad de ser ejecutado en cualquier momento, las enfermedades, los castigos. Sobrevivió para contarlo. Y el respeto que nosotros le debemos, como lectores de su legado, se basa en conocer sus obras y lograr que salgan del olvido. En Francia es un autor muy apreciado. Cuando estuve allí vi sus obras bien editadas, como objetos de lujo.
A mí la necesidad de leer a este autor me la inoculó el poeta asturiano David González. Además, en cuanto colgué en mi bitácora la noticia de la reedición de “Relatos de Kolimá”, tuvo la deferencia, el detalle, el gesto que le agradezco desde este rincón, de enviarme un manuscrito de Varlam Shalámov, inédito en España. No se ha publicado aún, pues. Se trata de un poemario en el que se recogen muchos de los poemas que aparecen en dos de los libros del autor, a saber: “Tout o rien” y “Cahiers de la Kolymá et autres poèmes”. Lo que ha hecho David es seleccionarlos, escribir una introducción demoledora sobre el escritor y su vida y su obra y traducirlos junto a Dagmar Buchholz y Noelia Mora. El libro resultante, el que tengo en mi ordenador, se titula “Siberiam Huski (Perro de presa)”. Todos los poemas están en francés y en castellano. Está dividido en dos partes. En la primera encontramos poemas breves, enigmáticos. En la segunda, su “Tabla de multiplicar para jóvenes poetas”, una serie o guía de consejos contundentes, todos ellos explosivos o necesarios, como cuando dice que la poesía no es un oficio, sino un destino. Algunas perlas, entresacadas de cada apartado: “En tanto que la sangre no corra entre las líneas, tú no eres un poeta, eres un versificador”, “La poesía es la experiencia vivida”, “El proceso poético no consiste en buscar sino en acarrear una cantidad considerable de fenómenos, de escenas, de ideas, de sentimientos, de pensamientos que surgen instantáneamente en la mente del poeta, a la llamada de la rima y de la aliteración”. Se cumplen cien años del nacimiento de Shalámov. Esperemos que algún editor con buen gusto recupere y publique este poemario preparado por David González. El título de este artículo, por cierto, está tomado de su prólogo a “Siberiam Huski”.